Mirar las estrellas

Así sea para soñar con viajes espaciales o para celebrar un gol, Federico Chiesa siempre mira al cielo: “Si no hubiera sido futbolista, hubiera sido físico. El universo es un pensamiento fijo, desde niño siempre he observado las estrellas”.
Logrando superar el epíteto de “Hijo de Enrico”, se está haciendo hueco en el firmamento futbolístico a su manera y con sus ideales. Sus apariciones por partido tienen el resplandor fulgurante de una estrella fugaz que deja a los espectadores pidiendo deseos. Aquellos cómo los que tenía Eduardo Galeano de una “linda jugadita”. Deseos cumplidos cada vez que toca la pelota.
Algo tiene el cielo de Florencia que inspira a los genios. Desde Leonardo Da Vinci fantaseando con poder volar, hasta Galileo Galiei descubriendo los anillos de Saturno. Fueron esas mismas estrellas la que le dieron la determinación cuando, siendo un niño en brazos de su padre, respondió “Yo” ante la pregunta de un reportero sobre quien marcaría los goles en Fiorentina luego de Batistuta.
Así cómo los hermanos que relata la canción “ 5 Estrellas” de Leo Masliah, el pequeño Federico soñaba con ser un astronauta y viajar en un cohete al espacio. Anhelo que hoy de adulto aún mantiene: “Es una pasión que sigo manteniendo y algún día espero poder viajar por el espacio”. Ser Batitusta o Neil Armstrong. O quizás, un poco de ambos y tocar el cielo con las manos a base de goles cómo hizo en Euro 2020.
En su debut con el conjunto viola fue en el Juventus Stadium. Salió sustituido al final del primer tiempo y cuando intentó volver al banco de suplentes un hombre de seguridad lo detuvo porque no lo reconoció: “Disculpe, pero ya había jugado antes”. Chiesa respondió con la tranquilidad de quien tiene una cancha de fútbol su segundo hogar. El patio de su caso con su padre, una plaza o Wembley repleto de hinchas para él es un lugar familiar, donde está cómodo.
Una de las personas que admira es el físico estadounidense Brian Green. “Lo admiro por su capacidad para hacer fáciles y comprensibles conceptos muy complejos”. No serán cálculos, pero Chiesa logra hacer sencillo lo que a muchos quienes intentamos alguna vez hacer algo parecido nos cuesta horrores cómo es dominar una pelota, y cercano un juego que cada día se aleja más de su parte lúdica y se define en valores bursátiles.
Cómo nada en el universo es infinito y todo está en constante cambio, Chiesa dejó Fiorentina por Juventus. Siempre asesorado por su padre, llegó a Turín atraído, cómo muchos otros niños, por estrellas cómo Buffon o Del Piero. El “mundo Juventus” parece estar en armonía, más ante la partida de Cristiano Ronaldo, porque hay algo en Chiesa que siempre fue bianconeri. El periodista y articulista Daniel Hinojosa lo explicó de la siguiente manera en Twitter: “Él es un atacante que, por su intensidad táctica y su arsenal de recursos para dañar, da la sensación de tener una influencia coral sobre el equipo. Un all-rounder en la línea de los Boniperti, Bettega o Platini. Y luego cada vez que da entrevistas parece que hablara un Agnelli”.
En su obra “La vida de Galileo Galilei” el dramaturgo alemán Bertolt Brecht muestra la pugna la razón contra el dogma de la inquisición. Con candor y entusiasmo Galileo intenta convencer a convencidos de la verdad que contradice todo lo habían sido hasta ahora. Dios no está allá arriba y no somos el centro del universo. Más de cuatro siglos después, Federico Chiesa usa sus conocimientos -el de la pelota al pie y el amague- para ir en contra del férreo orden táctico de “recepción y pase”, para contar que la verdad está en lo primigenio de este deporte, en el lo que fue el “big bang” que lo desperdigó por todo el mundo: El desparpajo, la habilidad y la gambeta.
En la propia obra de Brecht se encuentra el siguiente dialogo:
-SAGREDO: “(…) ¡Es decir que solo hay astros! (…) ¿Y dónde está Dios en tu sistema universal?”
-GALILEO: ¡En nosotros o en ninguna parte!”
En cada gambeta de Federico Chiesa está Dios. Es el momento en el que tenemos delante de nuestros ojos un ejemplo vivo e inconfundible de lo maravilloso que puede ser habitar este vasto universo. Aunque sea, por un rato.