El crepúsculo del 9

Fabio Martín Olivé
6 min readOct 4, 2021

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Cristiano Ronaldo ha vuelto a al Manchester United. Hoy está lejos de ese extremo vertiginoso, tirador compulsivo de bicicletas, que fue en su primer etapa con Alex Ferguson. Su versión actual es la de un centrodelantero que encuentra en el área su zona de influencia. Es un Cristiano Ronaldo crepuscular, nó solo por estar en sus ultimos años de carrera, sino por jugar en una posición relegada en la última década, pero que aún muestra su anaranjado brillo en el horizonte.

Cry nueve

En su reseña a la última película de Clint Eastwood, Cry Macho (2021), el crítico José Tripodero expresó: “Que una película tenga como protagonista a un hombre de 91 años solo es posible porque el papel lo interpreta Clint Eastwood. La leyenda viva más grande del cine ya tiene un período, de su larga trayectoria, en el que se puede inscribir el tramo final de una vida, eso que muchos etiquetan como ´crepuscular´”. De la misma manera que cuando el viejo Clint se calza las botas, el sobrero y recorre el paisaje texano, el ver un equipo con un jugador de casi metro noventa parado en medio del área esperando a que le llegue algún centro nos parece de otra era. Una anacronía que nos genera nostalgia por un tiempo que ya no volverá.

En la NBA la posición del pivote se ha reinventado de la misma manera que la del centrodelantero en el fútbol. El entrenador Mike D´antoni es un de los mayores propulsores del “small ball” que consiste en poner en cancha un quinteto de cinco jugadores perimetrales de baja estatura, con buen tiro y veloces para correr la cancha. “Siempre me habían enseñado que en baloncesto el tamaño gana” fue la frase que soltó Bob Myers, gerente general de los Golden State Warriors, luego de que el entrenador Steve Kerr pusiera en cancha una formación “small ball” para enfrentar a los Cleveland Cavaliers en uno de los juegos finales.

Los pivots tuvieron que reformarse ante el juegoo de los Curry y Harden, dejando de ser sólo una referencia bajo el poste bajo, y agregando mejor tiro externo, manejo del balón y dinámica, surgiendo así jugadores de la estirpe de Nikola Jokic o Anthony Davis.

Delanteros del estilo Peter Crouch o Jan Koller tienen poco lugar en un fútbol mucho más dinámico. Por más que Luuk De Jong sea más peligroso que Neymar en cabeceando centros, se le exige poder acomplarse al resto del engranaje ofensivo de manera efectiva.

Así sea basquet o fútbol el éxito impone las tendencias y se crean verdades absolutas que son desechadas a cada nuevo campeón. Y Hubo un hecho que estigmatizó a quienes llevan el dorsal nueve en la espalda: Cuando Josep Guardiola i Sala colocó a Lionel Messi de “falso 9” en un clásico.

Pep y los “falsos 9”

Siguiente pregunta por favor” fue la seca respuesta de Pep Guardiola cuando le consultaron si pensaba fichar a Robert Lewandowski. Más allá los claros motivos contractuales, el entrenador del Manchester City tampoco lo tiene cómo una de sus prioridades para encajar en su sistema. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, ante Liverpool, utilizó a Jack Grealish en el rol del “falso 9”.

Hoy Grealish, antes Messi en aquel 6–2 en el Bernabéu. “Guardiola cambió el sistema y le dijo a Henry que jugara entre central y lateral y a Eto’o entre central y lateral. Pep se había dado cuenta que los centrales del Madrid nunca salían a presionar al número nueve de cualquier equipo” explicó Xavi sobre la innovación del entrenador.

Y no es que esta función la haya inventado Pep, ya que en la historia ejemplos hay muchos -desde Johan Cruyff a Matthias Sindelar o Nándor Hidegkuti, posiblemente el primero cumplir ese rol- pero si que lo categórico del resultado, sumado al éxito constante de ese Barcelona y la tecnología actual que nos permite ver al instante cada partido lleva a que se propague más rápido el efecto contagio y todos quieran utilizar la misma fórmula de éxito.

Ayudado por los intérpretes, quien mejor lo replicó fue Vicente Del Bosque en la final de la Euro 2012, cuando pobló la mitad de cancha, vacío el centro del área y los centrales italianos jamás tuvieron una real posibilidad. Ese 4–0 con Cesc Fábregas de “falso 9” pareció completar el acta de defunción del centro delantero tradicional, ya que se creó una construcción prejuiciosa de que no servían para el juego de posición imperante. Ante el éxito de esta formula se construyó el relato de que tener un centrodelantero era para un equipo “defensivo” mientras que para un equipo “ofensivo” lo mejor era no tenerlo.

Cargando con esta cruz, la figura del centrodelantero fue relegada, casi considerada obsoleta, ante el boom del juego de posición de Pep. Dejaron de actuar en los grandes escenarios y se encontraron ganándose la vida en pequeños garitos de “kick and rush”. Un otoño futbolistico ingrato para aquellos que cuyo oficio era el de obtener el bien más preciado del fútbol: El gol.

En “Limelights” (Charles Chaplin, 1952), Calvero es un payaso de vodevil que añora la popularidad y el cariño que el público le estimaba otrora y que, en un determinado momento, termina haciendo shows callejeros tras fallar en un nuevo intento por regresar a la fama. En 2013, trás su cesión en West Bromwich Albion, Romelu Lukaku erró el penal decisivo que le costó a Chelsea perder la Supercopa ante el Bayern de Pep. José Mourinho decidió enviarlo a préstamo al Everton.

Fue el propio Guardiola quien, a regañadientes, terminó salvando a la especio de su peligro en extinción. Con su llegada a Bayern Münich debió adaptarse no sólo al estilo de la Bundesliga sino a las decisiones del propio club. Con la llegada de Robert Lewandowski se encontró ante el dilema de tener que integrarlo a su estilo sin perder su estructura de 4–3–3 con muchos mediocampistas que le otorguen control territorial y ventajas a traves del pase y la gambeta. ¿Qué hizo Pep? Puso a sus dos laterales –Alaba y Lahm- en la zona media para así no perder su esencia dominante y poder abastecer a los delanteros.

Desde esa primera temporada en el club bávaro, Lewandoswki ha ido evolucionando su juego más allá de las fronteras del área, derribando el mito de que el nueve es sólo un tanque que sirve para ir a chocar con las torres rivales. Pero si hablamos de prejuicios y tanques hay que hablar la más excelsa ingeniería alemana.

Presos de sus estadísticas

El de Gerd Müller es el primer nombre que se viene a la cabeza si pensamos en un centrodelantero tradicional. Su figura es un arquetipo que con los años derivó en un cliché de jugador que sólo está para empujar la pelota dentro del arco y nada más.

El periodista inglés, Jonatan Wilson, escribió que: “En aquellos días en que nunca se proyectaba el fútbol extranjero, no sabíamos más que sus goles en Mundiales, 14 en total, y esos parecían confirmar el mito”. A Gerd Müller se lo vio poco y su leyenda fue creciendo a base de sus estadísticas.

Sus más de 500 goles lo definen cómo uno de los más certeros definidores, pero la magnitud de ese número lo termina reduciendo a sólo eso, números, porque no se puede cuantificar la factura técnica de esos goles, sus desmarques, sus controles, etc. Lo que si se puede cuantificar son sus, pocas veces mencionadas, más de 100 asistencias. El propio Wilson agrega que “Los goles oscurecen todo lo demás, pero ver, por ejemplo, su actuación en la victoria de Alemania Occidental por 3–1 en el estadio de Wembley en el 72 es sorprendente por lo involucrado que estuvo en el juego general, sosteniendo el balón y uniendo el juego. Era un cazador furtivo, pero también un excelente delantero”.

Hoy una nueva primavera a comenzado con la brillante luz de Erling Haaland. El noruego, junto a Lewandowski, Cristiano y Lukaku, ponen a la posición nuevamente a la vanguardia. Victor Osimhen o Dusan Vlahovic en la Serie A; Artem Dzyuba fajandose con los centrales rivales al mejor estilo pivot de handball; Sebastian Haller siendo el ariete que Ajax necesita para derribar murallas o Ciro Immobile en la Italia campeona de Europa son algunos buenos ejemplos de una raza que se niega a caer en el crepúsculo de los dioses.

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Fabio Martín Olivé
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Written by Fabio Martín Olivé

Periodista. CoAutor de "Nunca Caminarás Solo: La revolución de Klopp en Liverpool"

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