El club que derrotó a Majin Boo

En el mundo de los negocios, las fusiones empresariales son comunes, donde una empresa absorbe a otra con problemas financieros. Sin embargo, en el fútbol actual, es difícil imaginar una operación de este tipo. Pero, como siempre, Japón nos sorprende. En la ciudad de Yokohama, conocida como la “casa del sol naciente” y famosa por ser el escenario de Dragon Ball Z, ocurrió una situación única.
En 1964, All Nippon Airways fundó el Yokohama Flügels (que significa “alas” en alemán). Nueve años después, Nissan creó el Nissan Motors FC en la misma ciudad, que más tarde se convertiría en el Yokohama Marinos. Ambos equipos fueron pioneros en la fundación de la J-League en 1993 y marcaron el rumbo del torneo con el paso de los años, contratando fichajes como César Sampaio, Igor Lediakhov y Paulo Futre (Flügels); Ramón Díaz, Julio Salinas, Néstor Gorosito y Alberto Acosta (Marinos).
La rivalidad entre vecinos creció, transformándose en el clásico más importante del país en la década de los 90. En 1998, la crisis económica afectó a la isla, y varias empresas quebraron. Esto impactó a All Nippon Airways, que perdió patrocinadores y se quedó con un club deficitario. Por otro lado, Nissan sobrevoló la crisis como un buitre.
En noviembre de ese año, la J-League aprobó la absorción del Flügels por parte del Marinos, que pasó a llamarse Yokohama F. Marinos. Todos los jugadores del Flügels se integraron al “nuevo” club. El Yokohama Flügels se despidió con estilo, ya que su último partido fue el 1 de enero de 1999, cuando derrotaron al Shimizu S-Pulse 2–1 en la final de la Copa del Emperador.
Los negocios son negocios, y los papeles se firmaron con frialdad. Pero, ¿qué pasó con los hinchas? Los fanáticos se negaron a apoyar a su némesis y decidieron crear un nuevo “club de socios” (como los conocemos en Argentina), siendo el primer club japonés con este modelo. Así nació el Yokohama FC, o mejor dicho, “renació”, ya que en su escudo figura el Ave Fénix.
Aunque no pudieron mantener la plaza perdida en la máxima categoría, sí pudieron seguir jugando en el Mitsuzawa Stadium. La historia llamó la atención del alemán Pierre Littbarski, recientemente retirado en el Vegalta Sendai, quien se ofreció a ser el entrenador del equipo. Incluso, una televisora compró los derechos de retransmisión de los partidos, algo que nunca había ocurrido en la Liga de fútbol japonesa (cuarta categoría).
Así, los nuevos celestes (que adoptaron el color de un desaparecido Nippon Kokan Soccer Club), de la mano de Littbarski, tuvieron un rápido ascenso: campeones en 1999 y 2000, lo que les permitió llegar a la J-League 2.
En 2006, lograron un nuevo título para regresar a primera y reencontrarse con el Marinos. El 10 de marzo de 2007, en el Mitsuzawa, se vivió una fiesta porque, con gol de Tomonobu Hayakawa, el local le ganó 1–0 a su clásico y ex club. La revancha estaba concluida. Sin embargo, el final de la temporada fue desastroso: descenso y un 8–1 recibido en casa del Marinos en el duelo de la segunda ronda.
Hoy, el Yokohama FC pelea por el ascenso en la J-League 2, pero con el orgullo de pertenecer a su gente.