El hombre de la máscara
En la celebración de cada gol, Viktor Gyökeres se lleva las manos al rostro emulando la máscara de Bane, el villano que le rompió la columna a Batman. Es una advertencia a sus rivales, ya sea el humilde Azerbaiyán o el poderoso Manchester City, de que su intención es llevarse todo.
Sus 25 años lo ponen lejos de la categoría de “promesa”. En un fútbol en el que destacan cada vez más los adolescentes, él ya es un adulto responsable. Gyökeres es más como esa película independiente que te gustó, pero que todavía no se encuentra en ninguna plataforma de streaming.
Conocedor de los tiempos y espacios del área, es uno de esos delanteros que siempre llegan a la hora puntual para el gol. Pero también es letal corriendo a campo traviesa, pasando por encima de los rivales que osan ponerse en su camino con unas maneras que recuerdan, salvando las distancias físicas, a Adriano Leite Ribeiro, volteando defensores en sus joviales cabalgatas en la Serie A.
Gyökeres podría dominar el mundo. No enuncié la frase de esta manera por simple pudor periodístico, sino que él es toda potencialidad. Tiene el potencial para armar una dupla tan letal como carismática en Suecia junto a Isak, como lo hicieron Brolin y Dahlin. También tiene el potencial para romper redes en cualquiera de las mejores ligas del mundo. Nos queda seguir su desarrollo en cada partido para ver que tan alto construye su techo.
