El Liverpool de los perdedores

Fabio Martín Olivé
4 min readMay 17, 2019

--

La botella de Jameson está vacía, así que no me queda otra que ponerme a escribir para poder despejarme. No sé bien que ira saliendo de mi cabeza, pero de seguro no va a ser algo destacable. Pueden irse a hacer algo más interesante y dejar de leer después de este punto y aparte.

Recuerdo que un profesor de Deportea me dijo “no escribas notas en primera persona que no sos Fontevecchia” ¿y quién carajo te dijo que quiero ser Fontevecchia? Solo quería expresar mi propia voz. Por suerte, deje atrás ese antro y esas esperanzas de cubrir mundiales y juegos olímpicos, y desafío esta última regla del periodismo que quedaba impuesta en mi cabeza. Después de todo, soy un simple telemarketer mal pagado ¡fuck the rules!

Sí, el whisky es de gran ayuda para descansar el alma luego de un tedioso día laboral. Sin embargo no es lo único. La marihuana también sirve para ser tolerante que una señora te denigre solo porque se quedó sin cable. No me puedo quejar, hay miles de ofertas laborales esperando por mí ahí afuera: Si no es este call center, serán los que venden seguros o los de Marcos Peña. Y como un hamster sigo girando en la rueda.

Después de todo nunca fui una persona destacable en nada. Nunca tuve buenas notas en clase, aprobaba las materias en junio cuando las profesoras se cansaba. Nunca tuve ningún talento: intenté tocar la guitarra, pero a los pocos meses me di cuenta que la nací sin coordinación en los dedos y terminé regalándola; No soy bueno para los deportes, por más que me alguna vez me emocioné con algún cambio de frente a lo Pirlo (en una cancha de 5); No se dibujar, no se pintar, no se nadar, no se manejar y a veces dudo de si se respirar. Soy un inútil profesional.

Ustedes se preguntaran a que viene toda esta perorata. Pues bien, acá es donde entra el Liverpool de Klopp. Sí, toda esta introducción era para hablar de Liverpool. Pero no sobre el rol de Firmino como falso 9 o de la seguridad de Virgil. No, eso lo harán quienes todavía sueñan con ser periodistas o analistas, yo acá vengo a hablar de ese sentimiento que despierta en los perdedores como yo. Esos a los que no los representa ni lo extraordinario de Messi, ni la perfección de Guardiola, ni la superación de Cristiano, ni la belleza de Griezmann. Esos que entendemos que se siente dar lo mejor de uno, ilusionarse con que esta vez si vas a poder lograr algo en la vida, pero que, al final, el premio se lo lleve otro. Ese que, de casualidad, es más lindo, más virtuoso y tiene más plata que vos.

Este Liverpool me conquistó por esa imperfección. Coutinho se fue atraído por el show del Can Barça; Draxler y Gortezka eligieron vacaciones pagas en París y Münich; Real Madrid le ganá sin apenas patear al arco; y hacer 97 puntos en una temporada no alcanza. Pero Ahí está Klopp, después de perder las finales, con una sonrisa, abranzando a sus muchachos. Ahí esta Milner, rechazado del City, demostrando amor propio. Ahí está Salah, que se quedó sin final de Champions, prácticamente sin mundial, y sin ningún premio individual después de haber sido el mejor de la temporada. Ahí está Robertson, que hace un par de años estaba repartiendo curriculums y ahora es la reencarnación escosesa de Roberto Carlos (el que canta no, el otro). Ahí está Matip, en silencio, cuestionado, pero devorándose a Suárez en una semifinal de Champions. Ahí está Origi, jugando pocos minutos, luego de una lesión en el momento más alto de su carrera, eliminado al Barcelona. No hay estrellas, pero todos brillan.

Este Liverpool pierde y seguro seguirá haciéndolo. ¿Pero que importa cuantas veces lo hagan? ¿Qué me importa que Ruggeri diga que del segundo nadie se acuerda? ¿Qué me importa que Manchester City gane la liga? ¿Qué me importa los goles que se come Karius? Si yo pierdo a diario ¿que les puedo cuestionar? Después de todo, apenas un puñado de personas leera esto.

La vida no es una fiesta como nos quiere hacer creer el facho de Montaner. Es dura. Y por eso no voy a cuestionar los pocos momentos de alegría que existen. No pienso dejar que nos menosprecien nuestra felicidad, que nos digan que si no somos exitosos no vale. Por eso no voy a cuestionar a este Liverpool tan imperfecto, pero tan cercano.

La rutina sigue siendo tediosa, los sueños se hacen pedazos, el trabajo más precarizado, la chica se irá con otro, y encima el whisky es más caro. Pero juega el Liverpool de Klopp, y por 90 minutos, este perdedor va a estar contento y pensará que quizás si puede haber algo mejor.

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

--

--

Fabio Martín Olivé
Fabio Martín Olivé

Written by Fabio Martín Olivé

Periodista. CoAutor de "Nunca Caminarás Solo: La revolución de Klopp en Liverpool"

Responses (1)

Write a response