Halloween

Fabio Martín Olivé
3 min readOct 23, 2023

No sólo en época de Halloween nos gusta sumergirnos en el mundo de los slashers, donde personajes icónicos como Freddy Krueger, Jason Voorhees o Michael Myers nos hacen temblar. En estas películas, nos encontramos con escenas de muertes absurdas, donde una pareja de adolescentes calenturientos decide correr hacia el lugar más oscuro de la casa, donde vieron sangre y escucharon gritos, a pesar de que parecería lo más sensato huir en la dirección opuesta. Aunque a veces nos hace agarrarnos la cabeza ante tanta irracionalidad, debemos recordar que el miedo es el factor principal que afecta sus decisiones y los lleva justo hacia donde el villano los estaba esperando (eso y la conveniencia del guíon, claro).

Es importante diferenciar entre “defender” y “intimidar”. La intimindación es algo más que un ataque que aprenden los Pokémon pero en este caso me voy a valer de la definición del Pokédex: “Intimidación reduce en un nivel el ataque del oponente al entrar a combatir”. Se trata de una actitud proactiva que, a través del miedo, influye en la toma de decisiones del oponente, llevándolo a hacer lo que el intimidador desea. Este concepto es algo que se observa con frecuencia en la NBA, donde jugadores como Bill Russell, Hakeem Olajuwon o Dikembe Mutombo, siendo pivotes dominantes, lograban que sus rivales buscaran alternativas, incluso sabiendo que no eran las mejores decisiones, solo para evitar enfrentarse a ellos y evitar ser bloqueados.

También hay, hay una distinción, más allá de las diferencias semánticas, entre “defender” y “recuperar” en el fútbol, y esto está vinculado a dos estilos de juego distintos. El primero se basa en construir barricadas para resistir los ataques del rival durante el mayor tiempo posible, preferiblemente durante los 90 minutos completos o incluso más. El otro busca atacar a quien te quitó lo más preciado en este deporte: la pelota. Para este estilo es dónde se necesitan centrales intimidadores y los dos mejores en ese rubro son Christian Romero y Virgil Van Dijk.

Cuti y Virgil llevaron esta habilidad al nivel 100. Con su posicionamiento, rapidez y postura corporal logran llevar al delantero rival hacia la zona que a ellos más le conviene para, con timing perfecto, de un zarpazo concretar el arrebato. Si esto no es posible, aplicarán rudeza física, para recordarle su hercúlea fuerza a los incautos. Su presencia en la zaga es cómo la del Coloso de Rodas, lo que logra que, quienes divisen su silueta en el horizonte, comiencen a dudar si no debieron estudiar abogacía en vez de ser futbolistas.

Desde luego, la intimidación puede manifestarse de muchas maneras diferentes. Puede ser tan impactante como encontrar la cabeza de un caballo en tu cama o tan sutil como sentirte abrumado por la belleza de alguien que te atrae. No es necesario que el central sea greñoso, con cicatrices y cara de malo cómo olorientos y borrachos piratas. También existen figuras elegantes en el mundo del fútbol, como Nesta, Baresi, Cuti o Virgil, que generan miedo precisamente porque sabes que si se presentan frente a ti, no hay escapatoria posible: acabarán contigo

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Written by Fabio Martín Olivé

Periodista. CoAutor de "Nunca Caminarás Solo: La revolución de Klopp en Liverpool"

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