Crítica de fútbol
En la rueda de prensa previa al encuentro entre Países Bajos y Turquía, un periodista trató a Louis Van Gaal de “defensivo” por jugar con un 3–5–2. Este, indignado, le respondió: “Tú no tienes conocimientos de fútbol. Eres un periodista que quiere compartir su visión, pero no tienes una visión”. Más allá de la subestimación de Van Gaal y la pedantería del periodista, este diálogo sirve para repensar la función de un periodista deportivo y verlo como un crítico de fútbol.
Siendo el fútbol un hecho cultural trascendente en nuestra sociedad, de la misma manera que lo es el cine, la pintura, la música o la literatura, hay que analizarlo de manera más crítica y no tan solo informativa. Comenzar a valorar el rol del periodista más que un mero contador de incidencias (quién jugó, qué resultado, quiénes marcaron los goles, etc.) como un intermediario entre la obra y el público, que ayude a pensar, interpretar y sacar conclusiones propias.
El crítico de arte Louis Leroy, luego de ver un cuadro de Monet “Impresión, sol poniente”, lo definió despectivamente como “impresionismo”; y el periodista deportivo Andrés Montes fue quien denominó “tiqui-taca” el juego del Barcelona de Pep Guardiola. Tanto Leroy como Montes, sin ser artistas/protagonistas, fueron fundamentales para que la sociedad pueda relacionarse con dichas obras, a tal punto de crear un movimiento o una escuela, incluso a pesar de los propios autores (Pep odia el término “tiqui-taca”).
Pero ¿acaso no es un soberbio pensar en una figura de “crítico de fútbol”? ¿Acaso cuatro mega opas discutiendo por un Boca-River (Miguel Zavaleta dixit) ahora son la élite de la cultura? Sí y no al mismo tiempo. La pretenciosidad es un precio a pagar si queremos elevar el nivel de debate y alejarnos del ruido mediático generado por exacerbadores de ánimo profesionales y poder pensar un poco mejor por qué Pochettino quitó a Messi.
La importancia de interlocutores capaces de analizar el juego, pensarlo y expresarlo, ya sea en textos o tuits (aggiornado al 2021), es fundamental. Gente habida de cuestionar(se), descubrir nuevos equipos, entrenadores, entender más conceptos e interpelar nuestros gustos y consumos. Romper con dicotomías bobas (bilardismo/menottismo) o preconceptos (Van Gaal es defensivo) pero con convicciones firmes.
Sin llegar a la imagen de crítico malvado estilo Anton Ego de Ratatouille, ni del “periodista que se muere por tocar” que describía Divididos; pero tampoco ser “meros transcriptores de la realidad” como definió su función el periodista Cherquis Bialo. La realidad está ahí, en la pantalla de millones de personas que no necesitan que les reiteren el resultado que acaban de ver. Poder recurrir a una crónica o un video análisis de la misma manera que lo hacemos con una crítica de cine luego de ver una película para acomodar mejor las ideas que tenemos sobre lo que acaba de pasar; o incluso que sirva como recomendación para saber qué ver, acorde a nuestras preferencias, ante la sobreoferta de partidos diarios.
El cineasta y crítico de la mítica revista Cahiers du Cinema, Chantal Cabrol, decía que “Hablar de películas es algo que permite estudiar los elementos visuales de manera más seria que si nos contentamos solo con mirarlas”. Hablar de fútbol (en blogs, videos, Twitter, etc.) nos permite ir entendiendo cada día más lo que sucede dentro de un campo de juego por los 90 minutos que pueden ser los más importantes de nuestras vidas.
La famosa frase de Oscar Wilde “La misión del crítico es educar al público y la misión del artista es educar al crítico” se aplica a la perfección al momento actual. Por suerte, cada vez son más los entrenadores que se abren a explicar cuestiones tácticas y estratégicas. Con la dualidad entre artistas y críticos trabajando en armonía, los ganadores somos los espectadores.
