Las historias de Andy Reid

El viejo Ford Model A de 1928 color esmeralda reluce por las calles del vecindario cuando Andy Reid lo utiliza para pasear con su familia de la misma manera que su padre Walter lo hacía con él cuando era niño.
Walter Reid compró el auto por sólo 25 dólares y, tras su muerte en 1992, Andy lo heredó. Estuvo durante muchos años abandonado en el patio de su casa en Los Angeles hasta que, en 1997, comenzó a restaurarlo con algo de dinero extra que obtuvo por el Super Bowl XXXI cuando trabajaba como asistente en Green Bay Packers. El trabajo de restauración total duró un año, costando unos 50.000 dólares, y dejó feliz a Reid, ya que tiene algo que transmitirle a sus hijos: “De eso se trata ser padre. De amar a tus hijos y luego tener la oportunidad de presentarles una historia”
Igual de meticuloso es con el Fútbol Americano. Llegó a ser entrenador en jefe de los Philadelphia Eagles sin contar con experiencia previa como jugador, entrenador o coordinador. Solo algunos cargos como asistentes, un libro de jugadas que se aprendió luego de recogerlo de la basura de Mike Holmgren y un cuaderno de varias páginas en donde estaba detallado su proyecto para presentárselo a Jeff Lurie, dueño del equipo.
En la ciudad de Rocky Balboa logró convertirse en un “don nadie” a un futuro miembro del salón de la fama. En 14 años logró nueve títulos divisionales, cinco apariciones en finales de conferencia, 10 triunfos en playoff y un disputar el Super Bowl XXXIX, donde perdió con New England Patriots. Perder. Ese último resultado negativo que tendría para finalizar cada temporada llevó a constantemente se desplomara todo lo que había realizado.
Los medios comenzaron a cuestionar sus capacidades, su metodología, su mentalidad, su idoneidad. Todo lo que podían cuestionar solo porque su temporada terminaba en enero. “Es un entrenador que no sabe ganar partidos importantes” fue una frase recurrente que los propios fanáticos de los Eagles primero y luego el personal de la franquicia comenzó a creer.
Luego de finalizar la temporada 2012 con un récord de 4–12 Reid se enteró por la prensa que había sido despedido de Philadelphia Eagles. Como dijo Marcelo Bielsa: “Denle ese mensaje a la gente, a los ignorantes díganle: el que pierde es un inútil, porque así está planteado.” Andy Reid era un inútil con un récord de 130–93–1 (.609).
A la derrota y el éxito se puede llegar por el mismo camino: Jürgen Klopp perdió tres finales europeas consecutivas antes de ganar la UEFA Champions League; Michael Jordan tuvo que superar las caídas ante Detroit Pistons o Boston Celtics antes de ganar 6 anillos; Bill Belichick tenía récord de 36–44 como entrenador en jefe de Cleveland Brown. En la obra del mangaka Yoichi Takahasi se puede ver como estos dos caminos no son distintos: “Captain Tsubasa” relata la historia de Oliver Atom, un jugador de fútbol talentoso y sus compañeros de equipo. Hay super tíros, diálogos eternos entre partidos, evolución de los personajes y como su esfuerzo y dedicación los lleva a ser campeones de todo. Por otro lado está “Hungry Heart: Wild Striker” que sigue a Kyōsuke Kanō un jugador de fútbol talentoso y sus compañeros de equipo. Hay super tíros, diálogos eternos entre partidos, evolución de los personajes y como su esfuerzo y dedicación los lleva a no ser campeones nacionales. Ambas atrapan por lo que va ocurriendo capítulo a capítulo aunque el final sea “feliz” en una y “triste” en otra.
Reid era el entrenador con más triunfos (221) sin lograr ganar un Super Bowl y eso último opacaba el resto. En Kansas City Chiefs logró reavivar la carrera de Alex Smith y estar reiteradas veces en playoffs. El talento de Patrick Mahomes es un diferencial entre lo ordinario de la derrota y lo extraordinario de un éxito, pero estuvo a 15 minutos de ser una derrota más. De que esas dos intercepciones sean una muestra más de cómo Andy Reid no está preparado para los grandes acontecimientos y que quizás Mahomes tampoco lo haya estado. Hoy carga con eso Kyle Shanahan, cuyo plan de juego se ejecutó a la perfección durante tres cuartos pero que ahora vuelven los fantasmas del 28–3 cuando era coordinador ofensivo de Atlanta Falcons.
Andy Reid ya tiene su anillo de campeón como entrenador, el cual puede exhibir junto a su Ford Model A color esmeralda y muchas otras historias.