¿Para qué sirve un periodista deportivo?

Fabio Martín Olivé
3 min readAug 6, 2024

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Juegos Olímpicos Paris 2024. Gonzalo Bonadeo pasa horas comentando deportes variopintos acompañado por Martín Jaite que oficia de partener: Hace preguntas simplonas para que el conductor se destaque con las respuestas, hace chistes, se queja de que tiene hambre. La dinámica creada por esta dupla es similar a la que tenían Pichuqui Mendizábal y Ronnie Arias en SuperMatch. Cómo diría los Babasónicos, la pregunta es, al ver a ex deportistas o influencers ocupar el rol que otrora tenían profesionales: ¿Para qué sirve un periodista deportivo?

Ninguneados y precarizados por las empresas dónde trabajan y vilipendiados muchas veces por protagonistas y público (por culpa de algunos farsantes mediáticos), los periodistas deportivos somos tratados muchas veces como parias. No nos consideran los suficientemente importantes cómo un periodista político ni los suficientemente inteligentes cómo un periodista cultural. Somos unos bichos raros que gritan cosas sobre “furvo”.

Aunque, siendo sinceros, el periodismo deportivo es una profesión que, en una reunión de amigos, te das cuenta que no tiene ninguna utilidad. El músico siempre saca la guitarra, el cocinero prepara algo de comer, el abogado te asesora con algún problema, el psicólogo te los analiza, el electricista ayuda si alguna tecla del living funciona mal. Todos tienen su momento para brillar. ¿Qué hacemos los periodistas deportivos? ¿Le repasamos la formación del Atalanta? Eso es aburrido, estás aburriendo a todos, deja ya de aburrirnos. Así con todas las profesiones: Fotógrafo, cineasta, plomero, docente, bancario, etc. ¿En qué momento de la vida podés necesitar un periodista deportivo? Nadie te llama para que analices a los Celtics. El amigo del periodista deportivo sabe que no va a recibir nada a cambio.

El problema radica en que nadie sabe bien en que consiste nuestra profesión y por eso se cree que cualquiera puede realizarla. No somos maquinas que debemos aprender de memoria todos los ganadores de la Champions League o conocer los pormenores de las internas del vestuario de Boca. Estamos para contar historias, para embellecer con palabras un juego que puede ser aburrido, para hacer cercanos deportes que no lo son, cuestionar altos estamentos, informar manteniendo un compromiso con la verdad y la ética y tantas otras funciones que se pueden ver plasmadas en un libro, una crónica o un podcast.

A pesar de todas los problemas enunciados, el periodismo deportivo es mágico. Capaz de emocionar, de sorprender y hasta de eregir a dioses hacia el Olimpo. Porque el gol de Diego a los ingleses es mucho más hermoso si está acompañado por el relato de Víctor Hugo Morales.

Quizás con los años la profesión vaya quedando obsoleta. En un futuro (no tan) distópico sólo veamos al streamer de turno recomendado que combinada hacer antes de cada partido mientras una IA, con la voz del famoso que tu elijas a la carta, te relate la final de la Copa Libertadores entre Deportivo Riestra y City Group FC. Mientras los periodistas deportivos iremos harapientos recorriendo los trenes y subtes, cómo viejos juglares, contando historias del fútbol de antes a cambio de unas monedas… o tal vez dejar su contribución a través de un Cafecito cómo el que les dejo a continuación. Eso es muy importante para la preservación de mi especie en extinción.

¿Te gustó el texto? Puedes apoyarme invitandome un cafecito

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Fabio Martín Olivé
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Written by Fabio Martín Olivé

Periodista. CoAutor de "Nunca Caminarás Solo: La revolución de Klopp en Liverpool"

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