Pulsión de muerte

Las críticas de Sebastián Domínguez hacia Lionel Scaloni en plena Copa América se tornaron en un maleficio. Ese abrazo simbólico con Vignolo dotó su futura carrera de entrenador de una pulsión de muerte que le costará quitar.
Desde el momento en que Tigre anunció su contratación como entrenador, Domínguez tuvo que enfrentar una emboscada de lacerantes tuits, epígramas y filosos memes que recordaban, ante cada derrota, aquel clip que tanto se viralizó.
Menotti decía que los periodistas deben dedicarse a analizar lo que ven y no a decir qué harían, ya que ellos no están en ese lugar. Muchos de los entrenadores noveles que usan los programas de televisión como bolsa de trabajo tienen el mismo inconveniente al pasar del panelismo a dirigir un club. La gente no olvida y exigirá más de lo habitual que se respalde con resultados los enunciados vertidos frente a cámara.
Según Diego Dabove, los entrenadores son un producto que requiere visibilidad y una marca registrada para destacarse. Los técnicos deben vender una sensación de control y seguridad hacia los hinchas y los dirigentes. Sin embargo, para su desgracia, el fútbol se les escurre injustamente entre los dedos, ya que su trabajo, prestigio y sustento familiar dependen de las acciones de otras 11 personas dentro de la cancha. Esto le pasó al propio Dabove, quien vio cómo todo su trabajo y proyecto planeado en Huracán se desmoronaba cuando Juanchón García falló un gol claro, pateando con la canilla, frente al arquero de Sporting Cristal.
¿Importa tanto la opinión de un periodista? ¿Por qué causa tanta indignación lo que diga una persona sentada en un sillón, que puede ser un exfutbolista, un peluquero o tu tío borracho en Navidad? La bronca suele ser el combustible que mantiene estos programas de televisión. Cuando pierde tu clásico rival, sintonizas el programa de los “gordos gritando” de fútbol para disfrutar del enojo de ese periodista partidario que te cae mal.
En el fútbol, los resultados mandan, y los paupérrimos resultados obtenidos por Domínguez no lo ayudaron a borrar las críticas vertidas a la selección en el imaginario colectivo. No fue el único que las hizo, ni el más vehemente, ni el más mediático, pero sí el único que tiene que salir a respaldar con puntos los cuestionamientos realizados.