Rodri como concepto

Rodri es un concepto en sí mismo. Es un jugador que define el estilo. Cuando él está en el campo, se sabe cómo va a jugar su equipo, porque él es quien impone las bases y condiciones.
El premio a Rodri es un reconocimiento a Xavi, Iniesta, Xabi Alonso y Busquets, que tuvieron la mala (y buena) suerte de ser contemporáneos de Messi y Cristiano. Pero también es un homenaje a los Trashorras, Parejo, Cazorla o Mata. Ese prototipo de mediocampista español que encarna una manera de vivir el juego. Y, por supuesto, Rodri es un digno heredero de Luis Suárez, precursor en este estilo, incluso en la época de “La Furia”.
Puede pasar desapercibido, pero su ausencia deja un vacío que no se puede llenar. Es el conector, el que juega para que los demás jueguen, el que busca mejorar a sus compañeros y fortalecer la relación de todos con la pelota. Por algo, en su discurso, destacó tanto a sus compañeros de equipo: su mayor virtud es lo bien que juegan ellos gracias a su labor.
No necesariamente es el alma de la fiesta ni el que cuenta las anécdotas más divertidas, pero será el encargado de hacer que todos se sientan cómodos y de que incluso los más introvertidos pasen una noche agradable.
Rodri no es el que más asistencias reparte, no es el que más goles convierte, no es el que más gambetas realiza y probablemente no es el mejor jugador del mundo. Sin embargo, en una época donde reina el cuentapropismo y se premiación individual, destacar la idea colectivista que representa el fútbol de Rodri es una historia que vale oro.