Rouen FC: La Cuna de David Trezeguet

Esta historia podría ser uno de esos spinoff que van a rebufo del éxito de taquilla de una película para narrar el origen de un superhéroe. Todo comienza en 1974, cuando a un futbolista llamado Jorge Ernesto Trezeguet, le cortan las piernas. Perdón, la carrera. Para lo otro faltaría aún 20 años más.
El 26 de octubre de 1974, Trezeguet se dirigió al control antidopaje junto a su compañero Vicente Coppola. Su equipo, Estudiantes de Caseros, acababa de empatar con Almirante Brown en una nueva jornada de la Primera B. Allí se encontraron con su reciente rival, Roberto Escalada. Entre risas y comentarios sobre el partido, realizaron el control de rutina, sin esperar que los cimientos de sus carreras estuvieran a punto de temblar.
Los tres controles dieron positivo. “No sé qué me pasa. Parece como si estuviéramos viviendo una pesadilla. Es una mezcla de rabia e impotencia. Hasta dan ganas de llorar. Me cortan la carrera”, dijo Trezeguet a la revista Goles cuando se anunció la sanción de un año. El litigio legal comenzó y, aunque meses después fueron indultados, sus reputaciones quedaron manchadas al ser acusados de tramposos. Trezeguet supo que debía marcharse para poder volver a sentirse valorado como deportista. Se aferró a sus raíces y puso rumbo a Francia.
Desembarcó en Normandía para reiniciar su carrera. No lo hizo solo, sino acompañado por su esposa Beatriz. Rouen FC, un modesto club de segunda división, lo contrató porque necesitaban un defensa central de su estirpe para intentar conseguir el ascenso. Llegó en 1976 y tendría que esperar unos meses más hasta el próximo cambio de almanaque para poder debutar, ya que aún no tenía la ciudadanía.
Era 1977 y las canciones de Serge Gainsbourg llenaban de pasión y amor los hogares franceses a través de la radio y la televisión. Jorge se ganaba un lugar en el once titular de César “Pancho” González, otro defensor argentino que había dejado Boca Juniors para continuar su carrera en Niza y luego establecerse como entrenador en el país de Napoleón. Mientras Rouen escalaba en la tabla, también crecía la vientre de Beatriz, quien estaba embarazada de su primogénito David.
La segunda división por aquel entonces se dividía en dos zonas de 18 equipos; los ganadores ascendían y los segundos clasificados se enfrentaban en una final para definir al tercer equipo que subiría. Mónaco y Racing de Estrasburgo fueron los campeones, por encima de Gueugnon y Rouen, quienes disputarían la final por el tercer boleto a primera división. En el partido de ida, disputado en el antiguo estadio Robert Diochon de Rouen, ganaron los visitantes 3 a 1, lo que parecía sentenciar la serie. Pero Trezeguet y sus compañeros lograron una gesta inolvidable al remontar la serie con un categórico 3 a 0 en el estadio Jean Laville y conseguir el retorno a primera luego de 14 años.
La llegada de los Diablos Rojos a la élite generó grandes expectativas entre los aficionados y periodistas locales, quienes incluso llegaron a soñar con la posibilidad de entrar en alguna competición europea. Sin embargo, la realidad golpeó duro sobre las ilusiones que se cernían sobre el equipo: Rouen terminó último, con solo 6 victorias, 6 empates y 26 derrotas; 40 goles a favor y la increíble suma de 90 goles en contra. Un momento terrible para ser defensor. A pesar del descenso y de haber jugado solo 7 partidos, Jorge recibió la excelente noticia de convertirse en padre. El 15 de octubre de 1977 nació su hijo David Sergio Trezeguet.
Para la temporada 78/79, volvió a apelar a sus raíces y fichó por el club en el que debutó: Chacarita Juniors. Su aventura francesa llegaba a su fin y partiría rumbo a Buenos Aires junto a su esposa Beatriz y al bebé David, quien, veinte años después, regresaría al país que lo vio nacer para levantar la Copa del Mundo.